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Mostrando entradas de marzo, 2020

De Santolaya a Nueva York, el viaje de Falo Inclán

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Santolaya, febrero de 1914.  Aquella mañana Falo se levantó al amanecer, fuera todo estaba blanco como si hubiera una copiosa nevada, había caído una gran "xelada" y el nordeste azotaba temprano aquel día. Falo se acercó a su esposa Manuela que estaba acostada, y junto a ella, la cuna donde dormía plácidamente la pequeña Mercedes. Sobre la cómoda su fotografía de boda de hacía un año. Se dieron un beso de despedida y Falo le pidió a su esposa que si la criatura que esperaban era niño se llamara como él. Retrato de boda de Falo y Manuela, 13 de enero de 1913. Falo bajó el Alzapié maleta en mano y subió hasta casa Inclán, allí le esperaba su hermano Fermín para partir juntos. Se despidieron de sus padres y hermanas y tomaron rumbo, a pie, por el "camín" real hacia Avilés. Al llegar a la ría tomaron una barca para cruzarla y llegar a San Juan donde esperaron el tren. Era el primer viaje fuera de Asturias para Fermín, no así para Falo que ya había estado en ...

Unos de los primeros aventureros

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Felisa e Ignacio Álvarez-Inclán Barcelona, finales del S.XIX Se habían convertido en unos auténticos señores, con elegantes y lujosas ropas, y decidieron tomar una instantánea para enviar a su familia antes de embarcar en Barcelona con destino a su residencia en Cuba. Atrás quedaban unos maravillosos días visitando a su familia en Santolaya. Conseguir cerrar el equipaje de Felisa había supuesto un gran esfuerzo para su sobrino Falo, un mozo fortachón, que tuvo que sentarse sobre aquel enorme baúl para echarle el anclaje. Durante mucho tiempo no se habló de otra cosa, en aquel pueblo asturiano, que no fuera de los impresionantes vestidos, zapatos, abanicos y guantes que llenaban los baúles de la tía Felisa.   Los hermanos de casa Inclán, Ignacio y Felisa, ya nada tenían que ver con aquellos jóvenes aldeanos que habían partido veinte años atrás, en 1870, hacia Cuba. Por aquel entonces, nada ni nadie les unía a aquella isla caribeña ,pero Ignacio había sentido el impulso de ...

¿Por qué se iban?

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Sin duda, los gozoniegos que partieron hacia América buscaban un mejor porvenir. Se iban siendo aún casi niños, reclamados por algún pariente o vecino que ya estaba situado en el nuevo continente. Otros eran enviados por sus padres pues en las caserías no había futuro para toda la prole que las habitaba. Muchos lo hacían para evitar tener que cumplir el servicio militar, en unas condiciones infrahumanas por aquel entonces. Y otros para librarse de una muerte segura en la guerra de África. Sin embargo, el motivo que impulsó a Ramón "de la Guardada", con tan sólo quince años, a tomar un barco rumbo a Cuba fue distinto... Ramón Pérez junto a su esposa María e hijos. La Habana, 1950. Ramón Pérez Artime (Casa La Guardada, Santolaya) Partió con quince años hacia Cuba en busca de su padre, que también se había marchado rumbo al país caribeño y del que no habían vuelto a tener noticias . Ramón nunca consiguió saber nada de la suerte que había corrido su padre, s...

La partida

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Un día cualquiera de principios del S.XX llegaba una carta como ésta a una casa cualquiera de Gozón: Querida madre, espero que al recibo de la presente se encuentren todos bien de salud, quedando yo bien  a Dios gracias. Munches son les veces, madre mía, que acordándome de usted, quiero escribir y conta-i les coses que me pasaron desde aquella noche, fai cuanto ya, en que partí de casa sin despedime porque nun  quería vela llorar otra vez más, que nun sé como nun tien, madre, los güeyos resecos de lo que la vida –i fizo berrar . Garré la maletina que usté ya me tenía preparada con les cinco camises, les cuatro camisetes, los 6 pañuelos, unos pantalones y dos pares de calcetos. Puse la boina, miré bien que tuvieren tolos papeles nel  bolsillo  la chaqueta  pana: La partida de bautismo, el permiso, la cédula y les 140 pesetes que juntara de lo que me fueren dando los vecinos pa los primeros díes n´América... La familia "Canales" fotografiada antes d...

Desde la otra orilla: historias de gozoniegos en América.

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Joaquín Gutiérrez Vega junto a su esposa Zulima e hijos.  Estados Unidos, años 20. Estimado visitante, Hubo un tiempo en Gozón, en que casi no había hogar del  que no hubiera partido algún miembro hacia América. Esta es la historia de algunos de aquellos gozoniegos  contada a través de las fotografías que enviaron a sus familias. Familias a las que agradecemos su generosidad al aportar   todo el material sin él que este proyecto nunca hubiera visto la luz. Este es nuestro humilde homenaje a todos aquellos que un día partieron de Gozón a la otra orilla. Deseando que lo disfrute. Atentamente Asociación Cultural Fumañeda